Las cuatro estaciones son ciclos que se repiten en nuestras vidas de forma constante. Nos sucede a cada uno como personas individuales, ocurre en los países en los que vivimos, pero también en las épocas de la historia. ¿En qué estación dirías tú que estamos actualmente en la historia del mundo?

Si bien es necesario que estemos conscientes de todo lo que pasa a nuestro alrededor, es importante que entendamos que la forma más sencilla de generar un impacto en el colectivo, es empezar generando ese cambio y ese impacto en nuestra vida personal. Esta es una época, en la cual lo que nosotros hacemos de forma individual, impacta directamente a nuestro alrededor. Hoy justamente recordaba mis lecciones de Medicina China, y ésta empezaba diciendo que nosotros debemos vernos como un

ser completo, así si nosotros armonizamos en nuestro cuerpo todo aquello que no está en armonía, de repente todo va encajando como un engranaje de forma perfecta y todo vuelve a fluir. Esto aplica para personas individuales, familias, países, en la humanidad y en toda la Madre Tierra.

El otoño es la estación en la que nos preparamos para el invierno, y en el hemisferio norte es justo hacia finales del año. Empezamos a tener días más cortos; es la época en la que nuestro interior nos invita a empezar a evaluarnos, es la época cuando nos desapegamos de todo lo que no es esencial para nosotros, a nivel interior y a nivel físico. El objetivo es despedirnos con agradecimiento de todo lo que ya se marchitó, o lo que no usamos más para que en su momento, después del descanso y la recuperación, poder renacer nuevamente. Es empezar el trabajo para buscar que, por medio de la armonía, ese engranaje vuelva a fluir.

Para esto, es importante sacar de nosotros todo lo que ya no sirve, todo lo que no suma y /o aporta a nuestro crecimiento personal, siempre con profundo agradecimiento de todo lo que en su momento llenó y aportó.

En el lado físico, es momento de limpiar los espacios, los closets, las estanterías de los libros, ¡todo! Donemos lo que sirve para que sea de bendición para alguien más, y dejemos espacio libre para que con limpieza y orden podamos darle la bienvenida a lo que está por venir.

Para muchas personas, este año ha sido incluso más difícil que el anterior. Ayudemos con empatía y cariño a cerrar ciclos, a limpiar el alma y los espacios, a dar gracias por lo bueno y con el corazón sentir todo, para que, en su momento, todo vaya encontrando su espacio y su lugar, guardando en el corazón lo que merece permanecer y soltando llenos de amor todo lo que fue. Desapego, esta es la lección; la recompensa, tener una vida de paz y libertad.